Paola Matus es enfermera ufroniana, egresó el año 1996, nos comenta que por este motivo hace poco celebró los 20 años de titulada con sus colegas en una linda reunión en Pucón, lo que demuestra que su espíritu de compañerismo de su generación sigue hasta el día de hoy.
Actualmente trabaja en Santiago, en el Hospital de la Florida como enfermera clínica. Desde hace 10 años realiza un voluntariado en la Fundación International Children’s Heart Foundation (ICHF), fundación dedicada a ayudar a niños con cardiopatía congénitas. «Vamos cada año por dos semanas a trabajar duro en educación a los padres, capacitamos a las enfermeras locales en cuidados de los niños recién operados del corazón, es una labor muy linda, que me llena de orgullo» Nos comenta Paola.
ICHF es una fundación norteamericana poco conocida en nuestro país, pero según nos comenta Paola, las enfermeras de Chile son muy bien reconocidas, ya que trabajan bajo estándares norteamericanos con profesionales Canadienses y Estadounidenses.
«Gracias al voluntariado, he hecho grandes amigos en todo el mundo. Viajamos por toda latinoamérica. Me gustaría viajar más seguido, pero solo puedo en las vacaciones, ya que como es voluntariado, no gozo de permisos y esas cosas.» expresa Paola.
 Paola y sus compañeras en la UFRO

¿Por qué decidiste estudiar enfermería?
Es difícil responder, a los 17 años una está muy desorientada e inmadura, se deja influenciar por lo que ve en la televisión, por lo que está de moda o, en mi caso, escuchar los consejos de mi hermano. El me instó a estudiar enfermería, al principio no muy convencida, no sabiendo mucho de que se trataba. Pero poco  a poco me empecé a enamorar, a amar cuidar al desvalido, al que sufre, tender una mano y aliviar con una caricia, una sonrisa. Hoy cuando lo recuerdo, siento que no podría haber hecho otra cosa en la vida.

 ¿Cómo fue estadía en el Pregrado en la UFRO? ¿Qué buenos recuerdos tienes?
Esa es una gran pregunta. Tengo los mejores recuerdos, mis amigos nuevos (que aun nos seguimos viendo y conversando), porque se transformaron en mi familia, con los que lloré, me preocupé, pero principalmente me reí, éramos un gran grupo de alumnos apasionados, queríamos cambiar el mundo, con una energía que ya la quisiera ahora. Vagar por los jardines de Campus Andrés Bello, las fiestas mechonas, los días enteros en la biblioteca esperando un libro (eran otros tiempos, en que la internet no existía). El compañerismo cuando yo u otra compañera estaba peliagudo en un ramo. Ahí estábamos todos, apoyando, estudiando juntos y si era necesario ir a una iglesia a rezar, ahí también estábamos.

Cuéntanos alguna anécdota durante tu estadía en la UFRO
Bueno, yo era parte del Centro de Alumnos de mi carrera (tesorera) y la Facultad de Medicina nos pasó una oficina que estaba al frente del jefe de carrera, ahí nos dieron un mueble metálico, gris donde guardábamos el café y el azúcar, finalmente a esa oficina le pusimos «el tarro», justamente, por ese mueble que mencioné antes.
Para juntar dinero organizábamos fiestas en la disco (La Travels), era super sacrificado, porque lo hacíamos los viernes después de clases, prácticamente ese día no llegábamos a la casa, ya que después que terminaba la fiesta, había que quedarse a contar el dinero recolectado y pagarle al dueño.
Una vez se me quedó la cartera en una especie de ducto (tambor de concreto que estaba en la entrada, como «La caja» y «pajarona» todo porque ese día me gustó un chiquillo que fue a la disco y me fui con él. Pues solo me vine a dar cuenta de la ausencia de mi cartera el día domingo cuando preparaba las cosas para la semana.
Así que urgida traté de contactarme con el dueño, que había visto solo aquella noche, pero nada. El día lunes siguiente me contesta el teléfono y le explico y me dice que los lunes no abren el local, pero que irá a ver si aun está…. y efectivamente me dice que si, que aun estaba ahí, que vaya el día martes a buscarla. Aquel martes fui y a pesar que el sábado también hubo disco, parece que a nadie se le ocurrió mirar en ese ducto. Así que recuperé mis cosas sin problemas.

Paola y sus compañeros del Centro de Alumnos cuando era tesorera

 ¿Cómo te interesó ser parte de la Fundación ICHF?
Yo trabajé muchos años en la UCI Cardiovascular en el Hospital Calvo Mackenna, aquí se operan niños con Cardiopatías congénitas y es un centro de referencia nacional. Me enorgullece que aquí las enfermeras trabajan a nivel de cualquier organismo Internacional, por lo tanto son cotizadas en el extranjero. Aquí es donde surge la invitación para participar en forma altruista en un organismo que hace lo mismo que el Calvo Mackenna, pero en países que no tienen cirujanos que hagan estas cirugías, y por ende tampoco hay personal preparado en trabajar en pacientes post operados. Se me hace la invitación y surge en mi la necesidad de entregar lo que me ha regalado la vida en conocimientos, en experiencia a otros países que recién están empezando a operar a estos niños que  hasta hace un tiempo atrás se morían simplemente.
La primera vez fui a Tegucigalpa, en Honduras fue fuerte pero enriquecedor, donde se marca la pobreza y la humildad de su gente marcan de una forma desgarradora y no tan solo por los niños, también hablo de la gente que trabaja en esos hospitales, con condiciones laborales muy paupérrimas. Muchas veces quise llorar de impotencia.

¿Tienes alguna historia que haya marcado tu formación como profesional en torno a la Fundación?
 
Una vez alguien del grupo con los que viajo me dijo «vienes a enseñar?, olvídalo!, aquí aprenderás más de lo que enseñas» y esa es la frase que más me ha marcado. Cada vez que voy a algún país de latinoamérica siento que vuelvo renovada, con más amor por lo que hago, con un gran sentimiento de orgullo de mi país, de mi gente y de la formación que tuve como enfermera.
Siento que la Fundación me ha devuelto las bases de la enfermería, esa que es muy primitiva, la que no tiene recursos, la que no tiene tecnología de punta, a veces ni medicamentos. Me devuelve día a día esa niña que estudiaba en los prados de la UFRO y que quería cambiar el mundo.
Porque cuando no tengo nada con que curar, me dedico a cuidar, a dar una mano, un abrazo, una sonrisa, una voz de aliento…y luego pienso…no es eso lo que quería hacer cuando estaba soñando con ser enfermera?, claro que si, esa niña que quería cambiar el mundo y que en el camino se perdió aprendiendo de ventilación mecánica, cuidado de catéteres, sondas y drenajes con nombres difíciles. Entonces vuelvo a mi centro y me doy cuenta que ser Enfermera es mucho más que saber cosas difíciles, es volver a conectar con el ser humano (a la antigua) y eso es una de las cosas que más amo en la vida.

¿Crees que el profesional UFRO tiene un sello distinto en el ámbito de la Responsabilidad Social? 
Creo que en la pregunta anterior ya lo respondí. Socialmente responsable implica no tan solo crecer profesionalmente, sino desarrollar las habilidades para devolver lo que la Universidad dejó como un pequeño mensaje de inicio de esta tarea que es ayudar.
Cuando uno es capaz de entregar lo que tiene, tanto valores y conocimientos se abre un mundo nuevo que es mucho más enriquecedor a nivel espiritual y eso llena el alma. Pocas personas son capaces de arriesgarse en ir en busca de sus sueños, pero cuando uno lo logra, es difícil salir, es adictivo.

Como profesional de la salud, puedes enviarle un mensaje a todos aquellos titulados de tu área sobre la importancia de fusionar la carrera con el ser socialmente responsable
Por supuesto que si. Considero la inclusión y la conexión ya desde pequeños con el mundo mapuche, que para mi era un mundo nuevo. Conocer, aceptar, valorar otro tipo de conocimientos hace que uno sea de una mente abierta a otras posibilidades de sanación. Saber que nadie tiene la verdad absoluta y que todos podemos ayudar a sanar es parte de mi propio perfil. El tener que haber vivido en el PIRI de Angol y Nueva Imperial me dio las bases de abrirme a la comunidad y no solo a nivel de salud y profesional, si no que en la convivencia cotidiana con gente de otras carreras que no conocía y tuvimos que hacer familia, hablar de nuestras cosas, alegrías, penas y miedo. Pasamos hambre y frío muchas veces, pero estábamos juntos con una taza de café, un abrazo, y un «Vamos, tú puedes».
Cito una frase que me representa: «Nadie sana solo, nadie sana a nadie, todos sanamos en Comunidad»
Paola está en constante contacto con sus colegas de su generación

Danos tu opinión acerca de la existencia de Círculo de Titulados de la Universidad de La Frontera
La existencia del Círculo de Titulados UFRO fue un hallazgo en Facebook, cuando me llegó alguna publicación, fue maravilloso, me sentí identificada, me siento muy orgullosa de mi Universidad y de alguna u otra manera, esto era un lazo para mantenerme informada y participe de algo que nunca quise dejar. Salir de la Universidad fue una de las cosas mas tristes que me tocó, tanto la Universidad, como mis amigos y el ambiente universitario era lo mejor que tenía.

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