Bastián Gutiérrez tiene 25 años y es titulado de la carrera de Terapia Ocupacional de la Universidad de La Frontera. Bastián es oriundo de Temuco, aunque durante su adolescencia vivió unos años en Talca debido a una de sus pasiones: el deporte. El año 2012 ingresó a la UFRO a estudiar su profesión con la cual hasta el día de hoy se ha desarrollado principalmente en fundaciones, tanto en Chile como fuera del país. En 2018 estuvo realizando una pasantía de voluntariado profesional en Haití. Hoy ya está de vuelta en La Araucanía y nos cuenta su historia en la siguiente entrevista. Conoce acá otro #TituladoSinFronteras.

-Sabemos que también el deporte es muy importante para ti, por lo que habían varias carreras afín que podrías haber elegido, ¿por qué decidiste a entrar a Terapia ocupacional, particularmente en la UFRO?

Toda la razón, el deporte siempre ha sido muy importante, y fue en mi experiencia en el fútbol que me permitió conocer a varios Kinesiólogos que me atendían cuando tenía alguna lesión.

Desde adolescente me gustaba como estos profesionales estudiaban y se dedicaban a ayudar a los demás. Además, siempre disfruté del ramo de Biología en todos los colegios que estuve. Por tanto, al llegar a cuarto medio, Kinesiología fue mi primera opción, pero unos meses después esto cambió cuando conocí la opción de Terapia Ocupacional.

Terapia Ocupacional es una carrera con gran sentido social y buena empleabilidad. Recibí buenas recomendaciones que me hicieron tener como primera opción esta carrera. Preferí la UFRO debido a que la carrera de T.O. tenía más antigüedad y por el prestigio de la universidad.  Además, sabía que en la universidad podría continuar disfrutando del fútbol y sumando desafíos y competencias.

-¿Qué recuerdos tienes del pregrado?

Muchos (jajaja). Con mis compañeras de carrera, siempre recordamos anécdotas del súper mechoneo que les hicimos a nuestros ahijados, de pasar hambre y solucionarlo con una sopaipilla de las “tías” (entre ellas la famosa “tía bacteria”).  De cerrar los años en pleno verano, de participar en los congresos nacionales de Terapia Ocupacional, y de la agradable y amistosa vida comunitaria de nuestra hermosa carrera.

También me acuerdo de las “tías y tíos” que nos ayudaban con una palabra de ánimo o un abrazo. El Tío Juanito del Edificio S de la Facultad de Medicina, que siempre nos decía «Vamos que se puede», y de las tías que fotocopiaban e imprimían todo lo que necesitáramos, pero que además con su cariño y paciencia, nos ayudaban a seguir nuestros propósitos.

Los recuerdos de la selección de fútbol son de risas, compañerismo, de ir a subir el Cerro Ñielol cada sábado del 2012 (jajaja). Además, de esa etapa conservo a mi mejor amigo Víctor Muñoz, que si bien nos conocíamos anteriormente, fue en la selección donde pudimos conocernos más y finalmente consolidar nuestra amistad.

-Cuéntanos sobre los voluntariados que realizaste durante tu época de estudiante, ya sea en Teletón u otras instituciones, ¿cómo crees que contribuyeron a tu formación personal y por supuesto, profesional?

Los voluntariados para mí fueron la puerta para descubrir mi verdadera vocación, y fuente de motivación. Fue gracias al voluntariado que entendí que la vida es en comunidad y diversidad. Que se puede ser feliz con muy poco (que es mucho). Que la vida es simple, pero que no todos lo saben. Que el sueldo más hermoso es saber que estás contribuyendo positivamente en la vida de otros, que realmente lo necesitan.

Aprendí también que hay muchos que quieren ayudar, pero todos a su manera. En el mundo del voluntariado las cosas no son perfectas. Existen muchas motivaciones personales y/o Institucionales que a veces dificultan o facilitan las cosas, pero lo más importante es que todos buscan el beneficio de otros y compensar las desigualdades que viven día a día. El voluntariado me ha ayudado a ser crítico, pero más, a buscar soluciones. A reconocer mis limitaciones para buscar ayuda en otros. A sentir el dolor, el sufrimiento, la alegría, los sueños, y los deseos de los más vulnerables.

Además, pude comprender que todos somos propensos a estar en una situación de vulnerabilidad, ya sea por una situación de salud, laboral, etc.  Y por lo tanto, lo que hago es solo una inversión en el capital humano de la sociedad, que pronto vamos a necesitar todos de él.

El voluntariado es una invitación a abrir el mundo, conocerlo, y tratar de construir uno mejor. Aunque en el proceso primero debes conocerte, para saber hasta dónde llegan tus límites y tus posibilidades. Se debe aprender también a decir no y a valorar el tiempo. Identificarte con una causa, e invertir todo tus talentos, amor y responsabilidad en ello. Si no resulta, siempre se puede volver a empezar.

Bastián en el Encuentro Anual de Titulados de Terapia Ocupacional 2019, contando sus experiencias.

-Y una vez ya como titulado trabajando en la Corporación para la Nutrición Infantil (CONIN) en Temuco, ¿qué experiencias y aprendizajes te llevas de ahí?

En CONIN trabajé durante un año en la ejecución de un proyecto del Ministerio de Seguridad y Desarrollo Social, que logró implementar a un Terapeuta Ocupacional y una Fonoaudióloga en el equipo clínico de la institución. El objetivo era proporcionar rehabilitación y estimulación integral a los niños y niñas institucionalizados en CONIN Temuco. Cabe destacar que a CONIN ingresan niños/as de 0 a 8 años aproximadamente, que presentan dificultades médicas, alimenticias, respiratorias y sociales. En este lugar, los niños se encuentran hospitalizados 24/7 y presentan grandes dificultades (principalmente médicas) para integrarse a la comunidad y a los roles que deberían realizar. Por lo tanto, nuestro trabajo, además de proporcionar rehabilitación y estimulación, fue orientado a compensar los efectos de la deprivación que vivían los niños y niñas de este centro.

Afortunadamente nos encontramos con un gran equipo, que a pesar de las dificultades siempre nos apoyaron, y comprendieron la importancia de intencionar y proporcionar espacios de estimulación, recreación y afecto para que las niñas y niños hospitalizados pudieran vivir experiencias significativas que contribuyan positivamente en su desarrollo integral. Lamentablemente mi trabajo en este lugar tenía fecha de límite, pero el compromiso continuó con la gestión de pasantías de voluntarios y organización de colectas solidarias.

-Y sobre tu experiencia como docente clínico, ¿qué significó eso para ti, el aportar en la formación tal vez de futuros profesionales?

Esta experiencia para mi significa un gran honor, ya que en primer lugar, haber sido considerado por el equipo Docente de mi carrera y además trabajar para la UFRO, significaba mucho orgullo por todo el cariño y respeto que tengo por la Universidad.

Por otro lado, el contribuir en el desarrollo de futuros profesionales, significa un gran desafío, pero una gran satisfacción.  A nivel profesional siempre asumí mi misión con mucha responsabilidad y dedicación. Me tocó evaluar a futuros profesionales, estudiantes que comprometían sus sueños y motivaciones, y que en muchos casos fueron ex compañeros e incluso amigos. A pesar de esto, me comprometí en aportar lo mejor de mis capacidades personales y profesionales, siempre contando con el apoyo y el respaldo de la dirección y el equipo Docente de la carrera.

-Y pasando al tema de tu voluntariado en América Solidaria (AS). ¿Cómo fue el proceso desde que postulaste hasta que fuiste seleccionado y finalmente llegaste a Haití?

Todo inició por la postulación en la página de AS Internacional y al mes me respondieron de AS Haití. No lo podía creer porque yo quería ayudar en donde fuera, pero jamás me imaginé que me contactaran de este hermoso país.

Fue así como comencé a pasar cada filtro, con entrevistas técnicas, personales y pruebas psicológicas. En diciembre del 2017 me enteré que había sido seleccionado. Fue una gran felicidad en mi corazón y lo único que pedía a Dios y al Universo era que no me pasara nada que hiciera que no pudiera concretar mi voluntariado en Marzo del 2018. La capacitación que nos realizó AS fue en Santiago de Chile, donde se reunieron todos los voluntarios de América de la generación marzo-2018. Fue una hermosa experiencia, donde hablamos de inclusión, modelos para superar la pobreza multidimensional, y pudimos empaparnos de la misión de AS. En el caso de los Profesionales-Voluntarios (VP) que íbamos a Haití, esta capacitación de 10 días también era el último filtro, por lo que también involucraba un nivel de ansiedad. Finalmente el grupo de VP que íbamos a Haití quedamos todos seleccionados, fue un día de muchas emociones por lo que se venía.

Durante esta capacitación tuvimos tres clases de Kreyòl, y personalmente me estuve preparando con amigos Haitianos que habían migrado a Temuco, con los cuales nos ayudábamos mutuamente a aprender de nuestros idiomas y costumbres.

Finalmente, pudimos viajar en la madrugada del 1 de abril del 2018 luego de una larga espera debido a que América Solidaria viaja con pasajes liberados. Nunca antes había viajado en avión y me tocó un viaje super largo. Fue maravilloso ver la demografía del país, pasar del paisaje glamoroso de Miami al entorno humilde y opaco de Haití producto de la neblina y la deforestación.

Al llegar al aeropuerto y bajar del avión me sentí como en un horno por el calor (jajaja). Y poco a poco ese paisaje opaco se fue llenando de colores, alegría, y sensaciones. En el aeropuerto te reciben con música de tambores, se siente inmediatamente que estas en otro mundo, otra cultura. Me tocó viajar con dos compañeras más desde Miami. Pensábamos que podríamos comunicarnos con nuestras clases de Kreyòl, pero ¡nada!, casi terminamos detenidos por no entender que debíamos pagar una visa (jajajaja). Saliendo del aeropuerto, entendía que me había equivocado con traer ropa abrigada (fiel sureño), y comenzaba a relacionarme con un paisaje totalmente diferente al que había conocido hasta ahora. Tráfico caótico, colores hermosos, esfuerzo, esperanza, derribando prejuicios, injusticia, corazón emocionado, estaba en Haití.

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Equipo técnico Clínica FONTEN, voluntariado de Bastián por América Solidaria en Haití.

 

-¿Qué labores realizaste allá, cómo fue la experiencia de ser Terapeuta Ocupacional en la fundación de AS de Haití?

En Haití trabajaba aplicando un proyecto de rehabilitación comunitaria en el área física. América Solidaria diseña y ejecuta diversos proyectos en las áreas de Educación, Salud, Rehabilitación Comunitaria, Desarrollo Comunitario, etc., con el objetivo de combatir la pobreza infantil multidimensional. Para esto, busca «Socios Territoriales» los que pueden ser escuelas, clínicas, etc., que presten servicios a la comunidad, y les ofrece nutrir su hacer con el apoyo de Voluntarios Profesionales.

Es así, como fui designado a un proyecto en la clínica de rehabilitación «Tous Ensemble» (todos juntos) o también conocida como FONTEN, ubicada en la ciudad de Les Cayes (Okay en Kreyòl), en el departamento sur de Haití. Las labores que tenía junto a mi compañero de proyecto, el kinesiólogo Norman Villagra, era proporcionar rehabilitación multidisciplinar a toda la población que asistiera a la clínica, capacitar y compartir conocimientos con el equipo técnico de la clínica, y desarrollar estrategias de rehabilitación comunitaria. Por lo tanto, nos tocaba atender desde recién nacidos, hasta adultos mayores. Principalmente me tocó trabajar con pacientes con afecciones neurológicas como Parálisis Cerebral,  Accidente Cerebro Vascular, Polineuropatías, y otras como amputación, Lesión Medular, Fracturas, Artrosis, etc. Ejecutamos talleres de Prevención debido a la alta prevalencia de enfermedades cardiovasculares, y talleres grupales de rehabilitación debido a la alta demanda de pacientes. También teníamos la oportunidad de apoyar a un Hogar Cristiano llamado La Charite, el que albergaba a personas con pobreza extrema, y diversas problemáticas de salud. Siempre debíamos vincularnos con las actividades que realizaba AS Haití, por lo que en ocasiones nos tocaba participar en formaciones, o bien apoyar a otros proyectos de la Fundación.

Sobre mi experiencia, podría escribir toda mi vida. Fue indescriptible, porque más allá de los múltiples desafíos profesionales y personales, pude aprender muchísimo de la vida, la pobreza, el amor y la esperanza. Incluso, fue una instancia para conocer mucho de mí. Me vi envuelto en muchísimos problemas de salud, incluso en una ocasión debí salir del país e ir a República Dominicana, y luego retornar a Chile para atenderme y operarme. Siempre intenté dar lo mejor de mí, pero me di cuenta de lo limitado que son mis recursos para modificar tantas problemáticas multicausales. Conocí a muchas personas, hermanos haitianos a quienes admiro muchísimo por sus talentos, perseverancia, fortaleza y humildad. Envolverse en la injusticia es frustrante, pero conocerlos a ellos me permite seguir creyendo en el cambio.

Mi trabajo en Haití fue de 8 meses, interrumpidos por problemas de salud, y finalmente terminó por las problemáticas sociopolíticas del país. En esos meses me empapé de la vida Haitiana, y me enamoré del país. Lamento no haber podido seguir apoyando, pero en Haití aprendí que uno no tiene el control de todo, aunque siempre hay que mantener la esperanza de que las cosas mejorarán.

-¿De qué manera crees que tu paso por allá te aportó al profesional que eres hoy? ¿Crees que volviste diferente o tal vez con otra perspectiva de las cosas?

Muy diferente. Estar en Haití, me aisló muchísimo de la tecnología, de los medios de comunicación, viví cosas bastante fuertes. Es obvio que hoy mi vida es muy diferente que cuando inició todo. Haití me hizo valorar todo mucho más, amar sin medidas, no ponerle segundos nombres ni trabas al amor. También se reforzaron valores que siempre he llevado en mi corazón y moral. Personalmente creo que los profesionales, antes de eso, son personas. En la vida me ha tocado trabajar de muchas cosas además de mi profesión, y siempre he sido el mismo. Los conocimientos técnicos de mi profesión son muy importantes, pero no sería nada si no amara mi trabajo, si no soñara por los sueños de mis pacientes o usuarios, si no me emocionara con un logro o la pérdida de ellos. En Haití uno se cuestiona todo, y te sometes a múltiples dificultades (salud, clima, idioma, cultura, carencias en servicios básicos, a veces soledad, etc.) te debes adaptar, y desarrollar muchos aprendizajes o también desaprender. Soy el mismo, pero con aprendizajes y experiencias que me hacen pensar y hacer muy diferente.

-Y luego de que volviste de Haití, llegaste a trabajar en María Ayuda. Cuéntanos sobre lo que realizas actualmente ahí.

Actualmente trabajo en un hogar llamado Navidad, perteneciente a la corporación María Ayuda y red del Servicio Nacional de Menores (Sename). Trabajo con madres adolescentes y sus hijos víctimas de vulneración grave de derechos. Apoyo en la Coordinación de la gestión de las Rutinas y Hábitos de los integrantes del hogar. Realizo sesiones individuales a niñas/os y adolescentes (NNA), talleres grupales, educación a las educadoras y gestiones con la red que beneficia los procesos de cada niño. Estoy desde Marzo apoyando con mi trabajo, y me encanta aportar con mi granito de arena en la construcción de los sueños de cada NNA.

-¿Qué proyectos tienes a futuro o qué te gustaría hacer más adelante?

Ser feliz con lo que me da la vida, agradecer, y continuar consolidando mi vida personal y emocional. En lo profesional, por el momento estoy muy focalizado en mi trabajo en el Hogar. Mis expectativas en contribuir de la mejor forma en los procesos de cada NNA. A futuro quiero estudiar un Magíster o Doctorado relacionado con Infancia y Adolescencia y me encantaría en unos años más, con conocimientos y experiencias, apoyar a nuevos Terapeutas Ocupacionales en sus procesos de formación. Quiero estar muy preparado para el próximo desafío que me presente la vida.

-Con todo lo que has vivido últimamente, ¿qué le dirías a estudiantes o recién titulados que tengan ganas de vivir experiencias como la tuya?

Que sean humildes, que lo disfruten, que amen muchísimo y que sean muy responsables. Todo se puede, pero conlleva responsabilidad. No siempre se queda bien con todo el mundo, pero lo más importante es tener la conciencia tranquila, para no desmotivarse y continuar luchando por un mundo más justo.

-Finalmente, ¿qué te parece que la UFRO se preocupe de mantener el contacto con sus titulados a través del Círculo de Titulados y contar a la comunidad en qué se encuentran luego de egresar?

Me parece una excelente iniciativa. Me encanta encontrarme con mis ex compañeros, y compartir un espacio de saberes. Además, es nuestra responsabilidad manifestar nuestros puntos de vista, compartir nuestras experiencias a los demás. Estoy seguro que somos muchos a los que nos indigna la injusticia, pero nos moviliza la justicia. Este espacio que me permitieron comunicar se lo dedico a ellos, les deseo lo mejor en su aventura, sí se puede, quizás se caigan en el camino, pero siempre vale la pena ponerse de pie, intentarlo de nuevo, y ayudar al de al lado a que haga lo mismo.