Julied Zapata Arias y Pablo Sánchez González, son dos titulados UFRO de la carrera de Pedagogía en Castellano y Comunicación, ambos amantes de las artes y el teatro. El año 2013 crean el colectivo artístico “Ajo Confita’o”, en la Isla Grande de Chiloé; el cual combina las diversas habilidades de sus integrantes para emplear el arte como una herramienta de concientización, educación, organización, participación y acción social; enfocado hacia niños y niñas, adolescentes y jóvenes.

Ambos deciden emprender un viaje en búsqueda de sus sueños el año 2014 recorriendo diversos países de Latinoamérica hasta llegar a México país en el que se han quedado dos años impartiendo talleres y montando obras teatrales.

Ajo Confita’o y su significado
Julied nos cuenta: “En una reunión de la Colectiva, Pablo recordó que en Chile es muy común decir “Los más que…” (una especie de humor comparativo) y encontró en Internet un dicho muy antiguo “más pobre que ajo confita’o” y dijimos: ¡esa es nuestra realidad! Queremos hacer teatro con los recursos que contamos, sin ser pretenciosos y entendiendo que se pueden hacer montajes de calidad sin necesidad de excederse con gastos estratosférico. Por otro lado es la analogía entre las propiedades del ajo y nuestra colectiva: el ajo es sabroso, en nuestro caso este atributo se refleja en que buscamos que nuestras obras sean lúdicas; sanador, creamos montajes que tengan contenido que lleve a la reflexión, es decir un mensaje, no creemos en el arte por arte y, finalmente, accesible, tratamos de llevar el teatro a bajos costos a quienes no pueden ir a grandes y lujosos espacios, construidos solo para las elites, con entradas carísimas que, curiosamente paga el mismo pueblo, con sus impuestos, a los que luego no se les permite entrar».

La Entrevista
¿Cómo fue su experiencia en la UFRO durante el pregrado?
Pablo: Fueron años geniales, de mucho esfuerzo ya que tuve que vérmelas casi solo; pero lo más importante fueron los lazos y las amistades que se generaron a lo largo de los años y que, afortunadamente y a pesar del trabajo y la madurez, se mantienen hasta ahora.

Julied: Fue una de las mejores experiencias de mi vida, compartir espacios con excelentes personas que hasta el día de hoy son mis amigos/as, con maestros/as de calidad académica, así también humana; pero por sobre todo estar en un lugar en el que los estudiantes creen en la educación como un proceso de formación en el que es necesario el cuestionamiento, la lucha social, el encuentro y debate entre individuos que creen que un mundo puede ser más justo y luchan por ello posibilitó todo lo que ahora está sucediendo, seguir viajando y aprendiendo; por supuesto, esto también fue gracias a mi familia, ya que a pesar de nuestra pobreza (dificultades económicas) hicieron un esfuerzo para que yo me educara, ya saben: ¡estudiar en Chile es carísimo y lo de las becas sigue siendo un cuento! ¡Nunca es para todos/as! Sin embargo todos debiésemos poder acceder a una educación gratuita y de calidad y soñar con otra realidad.

¿De dónde surge el interés por el teatro?
Pablo: El teatro fue una actividad artística que siempre me llamó la atención, no tuve la posibilidad de ver una obra (profesional) hasta primero o segundo medio, recuerdo que fue una compañía a mi liceo, el Industrial de Temuco, y quedé encantado, quise meterme al taller de teatro, pero no me acuerdo por qué no pude entrar a este (quizás por estar casi terminando el año o tal vez estaba lleno el cupo). Luego tuve la fortuna de ingresar a Ped. en castellano y comunicación en la Ufro, en la que el teatro forma parte elemental de la malla y de las actividades extracurriculares, en donde pude explorar un poco de este arte como parte de mi formación.

Julied: Desde que era un puntito, (digamos que no es que haya crecido mucho, 1.49 para ser exactos jajajajaj) siempre le he amado y dudo que hoy pueda vivir sin él.

¿Cómo nace Ajo Confita’o?
En Chonchi, Chiloé; ambos éramos profesores de liceos de la comuna, y teníamos la constante intención de crear. Nos juntamos con un par de compas, ex compañeros de generación de la carrera que también estaban en Chiloé, e intentamos montar una obra, lamentablemente, el tiempo y el trabajo no nos permitió seguir con las intenciones artísticas; no obstante seguíamos ideando cosas (llevándolas o no a cabo): otra obra, unas grabaciones en audio de cuentos, un minicortometraje, una obra de radioteatro, etcétera. De manera separada, aunque con apoyo mutuo, trabajamos en talleres de teatro en nuestros respectivos liceos y con la ayuda de muchos de nuestros colegas pudimos montar con estudiantes una obra cada uno. Además, Julied, por su parte, se juntó con dos compañeras Dayana Muñoz y Camila Arriagada para crear, producir y montar la obra “Golpes a la memoria” que tomaba testimonios y casos reales de mujeres torturadas en dictadura para llevarlos a escena. Por tiempo (y recursos, ya que era todo autogestionado) solo se llevó al teatro municipal de Chonchi, de manera gratuita.

Finalmente en diciembre del 2013, logramos armar una obra pequeña que llevamos a la cárcel de Castro para presentársela a los niños que iban a visitar a sus padres en época cercana a Navidad, este hecho nos motivó a seguir planeando y trabajando, y es el que definimos como el comienzo de la colectiva. En enero del 2014 nos vinimos en un largo viaje (por tierra, mar y aire) por Latinoamérica y llegando a Cuernavaca, estado de Morelos, entre los meses de abril y junio de ese año, creamos, produjimos y presentamos la obra de títeres y teatro “La sin razón de la razón” que cuestiona el actuar del ser humano frente a los demás animales y la naturaleza; con esta obra viajamos más de un año por otros estados de México. Luego, montamos una obra de radioteatro con compañeros de Ecuador y México que se llamó “Cuentos del tambor: una aventura radial”, trabajo que se grabó en el estudio de la Escuela Normal Benito Juárez. También se trabajó con actrices morelenses en la adaptación de la obra, del dramaturgo chileno Santiago Mendoza, llamada “Fanstasmas” que trata temáticas de género y violencia. Posteriormente, retomamos el trabajo de radioteatro montando “El cóndor de galope Kaka” relato oral ecuatoriano que cuestiona la avaricia del ser humano.

El último trabajo de la colectiva es la obra de teatro infantil “La lección de Seba Zurita”, cuya trama es la siguiente: Rita, una niña pequeña, consentida y “berrinchuda” tiene un amigo imaginario que le enseña a respetar el planeta, llevándola por la ruta del cuidado del agua, el aire y “las tres R” (Reducir, Reutilizar, Reciclar), llevándola a reflexionar en sus prácticas consumistas.

¿Cómo ha sido su experiencia en México? ¿Qué destacan de estar en el extranjero como profesionales chilenos?
A pesar de lo que se sepa en Chile a través de los medios (violencia, narcotráfico) nuestra estadía en México ha sido maravillosa, hemos tenido muchísima suerte, nos hemos encontrado con gente de un gran corazón, a los que consideramos como familia postiza; definitivamente, hemos crecido como personas, hemos aprendido un montón y seguiremos haciéndolo ya que, el conocer otras culturas, otras ideologías, otras cosmovisiones nos permite abrir nuestras mentes y liberarla de ataduras nacionalistas conservadoras.

Nuestra formación en pedagogía nos ha ayudado a usar las distintas metodologías en el momento de enseñar alguna actividad artística, nuestra intención es abrir las posibilidades a otros lenguajes expresivos a niños, niñas, adolescentes y jóvenes para que ellos puedan emplearlos para entregar mensajes que alimenten los espíritus y conciencias de sus entornos. Así también nos ha permitido integrar elementos educativos en nuestras obras, para que los montajes no sean, solamente, algo vistoso y entretenido, sino que contenga un mensaje que motive a los niños y niñas que ven las presentaciones.

Respecto a los talleres y obras teatrales que realizan, todos transmiten diversos mensajes, desde la ecología, hasta la violencia de género. ¿Qué los motiva o inspira para encontrar temáticas?
Creemos que cada motivación parte de una necesidad e interés personal y, efectivamente, la verdad es que las temáticas que trabajamos han impactado profundamente en nuestras vidas de manera previa y representan un cuestionamiento constante en, primero, a nuestras prácticas como sujetos que intentan ser coherentes con su discurso, luego en nuestros núcleos cercanos y el resto de la sociedad. Aclaramos que en ningún caso pensamos cambiar el mundo en su totalidad (aunque sería increíble que sí) ni dejar una huella en la historia; pero sí estamos conscientes que estos cambios se realizan de a poco, con pequeñas acciones y una de ellas es el teatro. Creemos profundamente que el arte puede ser una herramienta de participación, organización, expresión, lucha, acción social, pero por sobre todo de educación, en la que niñas y niños sean parte no solo como espectadores sino también como ciudadanos de derechos y agentes de cambio, que puedan disfrutar, imaginar nuevos mundos posibles, aprender, cuestionar y reflexionar a través del teatro.

¿Qué mensaje le pueden dejar a los estudiantes que quieren realizar proyectos innovadores que salgan del marco de lo tradicional después de titularse?
Dejar los miedos. Si quieren viajar, ahorren un poco, encuentren compas que les acompañen en la misma (o si quieren salir solos) y salgan, les va a ir increíble si mantienen la actitud y son aperra’os. Como decimos en la colectiva ¡Solo los sueños son realidad! Pero debemos luchar por ellos para construirlos.

Cuéntenos, cuáles son sus proyectos futuros.
Queremos seguir estudiando y aprendiendo lo más posible; Pablo está estudiando una maestría de arte y literatura y Julied un diplomado en gestión cultural y otro de teatro comunitario. En el corto plazo planeamos seguir conociendo y recorriendo México y Latinoamérica, presentando nuestras obras, dando talleres y compartiendo con personas que estén haciendo cosas creativas y socialmente responsables.

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