Milton Sepúlveda es un periodista ufroniano egresado el año 2003, y según nos cuenta, ha tenido una variada experiencia laboral, pasando por instituciones, medios de comunicación, entre otras. Hoy se encuentra en una nueva etapa, donde acaba de comenzar un emprendimiento que además, representa una novedad para Temuco.

¿Qué te motivó a estudiar periodismo en la Universidad de La Frontera?

Periodismo no fue mi primera carrera, llegué de haber cursado un semestre de derecho. A periodismo derivé porque siempre me gustó estar muy al tanto de la contingencia de leer mucho, desde chico yo compraba el diario en la casa, leía todos los diarios del domingo y en la semana.

Después de ese breve paso por derecho, donde vi que no era lo mío, decidí que quizás periodismo podría encausar mis inquietudes. Así que me salí de derecho, di la prueba de nuevo y me fue bien de nuevo.

Y dentro de la Universidad, ¿cómo eras como estudiante?

No era un estudiante especialmente aplicado, ni tampoco un estudiante especialmente desordenado. Lo que podría decir es que al menos en el grupo de compañeros que había, me relacionaba transversalmente con todos, con aquellos que eran muy aplicados y aquellos que eran muy desordenados.

Pero fue una buena experiencia, con varios compañeros tenemos aún una cercanía bien estrecha, y con algunos no tanto, por cuestiones de distancia o por el paso del tiempo, pero con los que se mantienen en Temuco, o algunos que no, tenemos contacto más o menos permanente.

¿Recuerdas alguna anécdota con tus compañeros?

Yo recuerdo bastante porque fue una muy buena experiencia, el año 2001 o 2002, con un grupo bien nutrido de estudiantes nos fuimos a un congreso de Periodismo Digital a Lima. Y partimos un grupo bien grande desde aquí de Temuco, por tierra. El viaje comenzó un día viernes en la noche y terminó el día lunes en la tarde en Lima.

A Lima llegamos como 20 compañeros, fuimos al congreso, lo pasamos muy bien, conocimos la noche limeña, a colegas de la Pontificia Universidad Católica de Lima y nos sacaron a conocer la ciudad.

Después de terminado el congreso, comenzamos a conocer Perú, también por tierra, con presupuesto de estudiante y entusiasmo de estudiante (risas). Fuimos a Machu Pichu, Cuzco y en ese viaje los que terminamos la travesía completa fuimos tres.

Fue bien bueno porque estrechamos lazos con gente que incluso yo, en lo personal, mantengo contacto aún, que estaban en la Universidad que organizaba y con gente de Cuzco.

¿Y algún profesor que te haya marcado?

Yo creo que el profesor Manuel Ortiz, porque yo creo que te abre la mente, te abre horizontes por la forma que tiene de abordar y de presentar. No te encuadra en un esquema definido, sino que te da libertad para enfrentarte a profesores más cuadrados, menos cuadrados. Te da total libertad para buscar miradas respecto a lo que te pueda interesar.

Y también el profesor Enrique Eilers, yo siempre me acuerdo de él, que nos hacía fotografía y cine. Yo creo que dejó una huella súper importante en generaciones anteriores y en la mía, que habíamos varios que seguimos sus electivos y era un profesor muy estricto pero que sabía muchísimo en sus áreas. En ese tiempo de pre internet, él te mostraba cuestiones que tú no conocías.

Yo nombraría a ellos dos como personas que te marcan fuertemente y que uno recuerda ya después de haber salido hace quince años.

Cuéntanos sobre tu emprendimiento, ¿qué te llevó a esto?

Yo me puse en un escenario, me proyecté. Estaba trabajando y tenía una fecha de término. Y conocía este modelo de negocio, que es Qué Leo. Siempre me gustó leer, conocía la librería y poco a poco fui enterándome de que ellos tenían un modelo franquiciado no tradicional, donde todas las librerías funcionan dentro de una red independiente, pero que se colaboran en ciertos aspectos.

Y dije bueno, eso es lo mío. A mí me gusta leer, siempre me han gustado los libros, tengo una biblioteca importante en mi casa y dije quizás eso encause mi futuro. Así que me puse en contacto con el fundador, que es periodista también y que abrió la primera Qué Leo en Santiago hace más o menos trece años.

Pregunté los pros, los contras, saqué cuentas y dije: en Temuco resultaría. Tenía unos pocos ahorros, pedí un préstamo en el banco, préstamos familiares también (risas) y me lancé.

Las librerías Qué Leo trabajan de manera independiente, ¿qué es lo que caracteriza a la tuya acá en Temuco?

Las Qué Leo se caracterizan porque comenzaron a hacer actividades en la librería, invitar a escritores a lanzar sus libros, firmar en la librería, músicos a tocar en la librería, hacer promociones por redes sociales. Entonces, finalmente lo que generó fue una librería con onda, y eso es lo que se busca implementar en cada una.

Aquí hay música, uno conversa con la gente, de libros. Finalmente queremos brindar a Temuco una librería con personalidad y con onda, por eso cada uno trata de ponerle su estilo. Tenemos los espacios para hacerlo, dejamos un escenario, para presentar libros, para firmas de autores, charlas de escritores, un espacio infantil súper bien acondicionado para recibir niños los fines de semana y hacer cuenta cuentos.

Milton y su equipo de trabajo en Qué Leo Temuco

Y tú como periodista y en un país donde las personas no leen mucho, no tienen buena comprensión lectora, ¿cuál crees que es la importancia de fomentar la lectura en la población en general?

La falta de comprensión lectora es porque la gente no tiene acceso al libro, por distintos factores. Porque en el colegio no se crea el hábito lector, porque no tienen acceso fácil al libro.

Por eso también nosotros hicimos esa apuesta de generar un espacio especial para los niños con literatura infantil atractiva. La librería busca eso finalmente, que tengan un espacio donde acceder a los libros.

Y para finalizar, ¿qué te parece que la Universidad continúe en contacto con sus titulados a través del Círculo de Titulados?

Que la UFRO tome la línea de mantener un contacto permanente con quienes pasaron por sus aulas es altamente valorable. Cuando uno ve que comienza a poner en funcionamiento toda una metodología y una dinámica para mantener el contacto y para destacar a egresados que pasaron por sus aulas, es altamente valorable.

El hecho de que el egresado de la UFRO esté en distintos ámbitos de la sociedad ayuda a que también la Universidad fortalezca su posición a nivel regional y traer talentos de otras regiones, y creo que lo debiera potenciar mucho más aún con distintas actividades y buscando la forma en que aquellas personas que pasaron por la Universidad sientan orgullo de haber pasado por la UFRO, yo creo que es súper importante que la gente que pasó por la Universidad se sienta con la camiseta puesta, como pasa en otras universidades.